En un rato de tertulia San Josemaría habla de cierto personaje de raza judía, un notorio masón de Centroamérica, que ha ido a verle a Roma:
· Le pregunté: Por qué tienes ese cariño a la Obra?
Y me contestó:
· Porque en la Obra he encontrado mucha comprensión y todas las puertas abiertas.
· Le pregunté: Por qué tienes ese cariño a la Obra?
Y me contestó:
· Porque en la Obra he encontrado mucha comprensión y todas las puertas abiertas.
Yo entonces le dije:
· Amigo mío, en mi tierra, todos los masones que he conocido son fanáticos; y tú no eres fanático, por eso nos ayudas, aun no siendo católico, ni cristiano.
Después le prometí que rezaría mucho por él. Y le expliqué por qué quiero tanto a los hebreos:
· El primero de mis amores es un hebreo, Jesucristo. Y el segundo, una hebrea, su Santísima Madre, María.
Le di una medalla de la Virgen... Se quedó muy contento,
feliz!
Pilar Urbano, El hombre de Villa Tevere
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