Mari Carmen consideró que el perdón no era sólo una obligación, que no suponía el olvido, ni tampoco era mucho menos…
Nos
hemos enterado de un gesto heroico: una viuda de un político asesinado
por un terrorista ha abrazado el asesino de su esposo y le ha perdonado.
También el terrorista le ha pedido perdón. La esposa y madre se llama Mari Carmen, el marido asesinado, Jesús Mari, el terrorista se había acogido al Programa de Encuentros Restauradores.
Del primer dolor, causado por el terrorista, ha llegado al perdón
cristiano. Todo un itinerario a seguir si se quiere conseguir la
verdadera paz, no sólo políticamente pactada, sino total y verdadera,
socialmente hablando.
La
viuda, sabiendo cuál era el camino más perfecto, se preparó para el
encuentro con el asesino de su marido. Consideró que el perdón no era
sólo una obligación, que no suponía el olvido, ni tampoco era mucho
menos una expresión de superioridad moral, ni, por supuesto, no era una
renuncia a un derecho, sino que debía ser un acto liberador que tenía en
cuenta que el perdón y el amor van más allá de la justicia.