Se dieron un abrazo y el Dr. Stoddard le susurro al oído, «Gracias por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia. Mrs. Thompson, con lágrimas en los ojos, tomó aire y le dijo: «Teddy, te equivocas: tu fuiste quien me enseñó que sí puedo cambiar las cosas… Pausó, le miró y le explicó: «yo no sabia educar hasta que te conocí«.
Mientras estuvo al frente de su curso de 5º grado, el primer día de clases lo iniciaba diciéndole a los niños una mentira, como la mayor parte de los profesores.
Ella miraba a sus alumnos y les decía que a todos les quería por igual.

