martes, 25 de enero de 2022

Leche, Manteca y Harina

Hace un tiempo leí la historia de un sacerdote que asistió a un desayuno para hombres en una zona rural.

El grupo le había pedido a un viejo granjero, que hiciera la oración antes del desayuno.

El granjero comenzó:

Señor Dios, odio el suero de leche...

El sacerdote abrió un ojo para mirar al granjero y preguntarse: 

¿Qué está haciendo?

El granjero siguió diciendo en voz alta:

Señor, odio la manteca de cerdo...

Ahora el sacerdote estaba cada vez más preocupado.