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| Ramón en Premdan |
Tras superar sus reparos sobre la pobreza y la enfermedad, el ingeniero madrileño Ramón Martín vuelve de la India, un rincón al que nunca pensó ir y que le ha transformado por completo.
De todos los países que hay en el mundo, el último al que habría viajado el madrileño Ramón Martín es la India. Pero, como los caminos del Señor son inescrutables, aquí ha acabado este verano y aquí es donde, posiblemente, haya vivido una de esas experiencias que le cambian a uno la vida.
A sus 38 años, este ingeniero aeronáutico de Airbus en Getafe se había propuesto para las vacaciones hacer algo distinto y ayudar a los demás. Mientras buscaba proyectos de cooperación en África o con los refugiados de Siria, una de sus primas le recomendó que se uniera a las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, donde ella había sido voluntaria hacía 19 años. Cuando consultó su web, a Ramón le convenció rápidamente lo que leyó: «Para venir aquí no hace falta llamar ni avisar, basta con tener un corazón grande y ganas de ayudar».

