Estupenda entrada de Enrique Monasterio:
No me resisto a transcribir el e-mail que he recibido esta mañana. Me escribe Ana desde Málaga. Ya hable sobre Ana hace un montón de años en un artículo de Mundo Cristiano. Entonces dije lo siguiente:
No me resisto a transcribir el e-mail que he recibido esta mañana. Me escribe Ana desde Málaga. Ya hable sobre Ana hace un montón de años en un artículo de Mundo Cristiano. Entonces dije lo siguiente:
Ana era una chica cordial, charlatana, entusiasta…, y me temo que un pelín desconfiada. Un día descubrí que, además de cantautora, también era poeta, y me enseñó unos papeles repletos de vida y sensibilidad.—¿Qué vas a hacer cuando termines la carrera?, le pregunté.—Yo lo que quiero es comprarme una ambulancia y recorrer Cádiz buscando enfermos.
Han pasado muchos años desde aquella conversación. Ana encontró su ambulancia y un buen copiloto con el que se casó hace tiempo. Hoy me entero además de que tiene un niño de casi tres años, que es el protagonista de esta anécdota: