Ayer a las 8.30 de la tarde en parroquia sevillana de Nuestra Señora del Mar recibieron el sacramento del matrimonio Rocío y Jesús (mi sobrino). Concelebramos la Eucaristía Alberto Mediavilla (que les acompaña desde hace varios años) y yo. Las palabras de Alberto fueron muy sentidas y emotivas subrayando la grandeza del sacramento que recibían.
Os transcribo a continuación una anécdota que les conté.
En una rueda de prensa un periodista hace una pregunta capciosa
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—Madre Teresa, tiene usted setenta años. Cuando se muera, el mundo seguirá igual que antes de que usted naciera. Después de todo el esfuerzo que ha hecho usted, ¿qué ha cambiado en el mundo?
Sin alterarse, y con una encantadora sonrisa, responde la Madre Teresa:
—Verá, yo nunca he querido cambiar el mundo. Yo solo he procurado ser una gota de agua pura en la que el amor de Dios pueda reflejarse. ¿Le parece poco?