Cuando el coronavirus aterrizó en España, Madrid se convirtió en la Lombardía española, con miles de infectados y fallecidos. Las calles se quedaron vacías, los hospitales se desbordaron y el recinto ferial de Ifema se transformó en un hospital de campaña.
La Archidiócesis madrileña quiso que allí no faltasen sacerdotes. Uno de los que acudió fue Juan Jolín, sacerdote del Opus Dei y médico.