jueves, 28 de abril de 2022

Pensar más en los demás

 

Recibí una llamada telefónica de un muy buen amigo. Me alegró mucho su llamada. Lo primero que me preguntó fue: ¿Cómo estás? Y sin saber por qué, le contesté: «Muy solo». «-¿Quieres que hablemos?», me dijo. Le respondí que sí y me dijo: «¿Quieres que vaya a tu casa?». Y respondí que sí. Colgó el teléfono y en menos de quince minutos él ya estaba llamando a mi puerta.

Yo hablé durante horas de todo, de mi trabajo, de mi familia, de mi novia, de mis deudas, y él, atento siempre, me escuchó. Se nos hizo de día, yo estaba totalmente cansado mentalmente, me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me escuchara, que me apoyara y me hiciera ver mis errores.

sábado, 23 de abril de 2022

Una situación que parte el alma

 

Muchas cosas han cambiado en mi vida en muy poco tiempo. Entre ellas, ser capaz de ponerme ante unas cámaras de televisión. No habían pasado ni cinco días desde mi regreso de Polonia con una familia ucraniana que huye de la guerra, cuando tuve que vencer mi reserva natural y atender la petición del canal autonómico andaluz de televisión.

Me llamo Rafael, soy farmacéutico, estoy casado, tengo cuatro hijos y una buena farmacia en Marbella.

Mejor dicho, tenía una buena farmacia en Marbella.

Me gusta la gestión farmacéutica; pero no tanto la venta. Así que, de acuerdo con mi esposa, decidí venderla con un doble propósito: emplear los beneficios para ayudar a los demás y dedicarme a reflotar farmacias en mala situación y venderlas.

miércoles, 20 de abril de 2022

No te rindas

   

No te rindas, aún estás a tiempo

De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,

miércoles, 13 de abril de 2022

El reto de duplicar la familia


Hay un dicho polaco que dice “invitados en casa, Dios en casa”. Estas últimas cuatro semanas lo hemos comprobado. En pocos días, nuestro hogar ha pasado de diez a diecisiete miembros, toda una aventura. Esta es la historia de una familia polaca que abrió sus puertas a los refugiados ucranianos. 

Junto con Agnieszka, mi mujer, y mis ocho hijos, vivimos en Milanówek, un suburbio de Varsovia. El menor se llama Kajetan, tiene un año; otro de nuestros hijos está ya en el cielo; Wojtek es el mayor y está preparando los exámenes finales del bachillerato: la Matura. Este examen abre las puertas a la universidad y, con frecuencia, es la edad en que los chicos dejan la casa paterna. Wojtek ha dado unos cuantos pasos en este sentido, pues se ha trasladado a vivir a Filtrowa, una pequeña residencia del Opus Dei en Varsovia.