Bajo su estatua en piazza Spagna, que la representa encima de una columna como Inmaculada, el pueblo romano rinde homenaje a la Virgen cada ocho de diciembre llenando la plaza con su oración y afecto filial. Colegios, parroquias, asociaciones y una multitud de fieles se dan cita bajo la columna para rezar a la Madre y pedirle su ayuda para perseverar en el camino de la fe.