miércoles, 12 de febrero de 2020

Es mejor pensar que enfadarse

Érase un ciego que escondió cierta cantidad de dinero al pie de un árbol, en un campo propiedad de un rico labrador. Volvió poco después a cerciorarse de que lo tenía allí y encontró el hueco vacío.

Fingiendo un encuentro casual, el ciego dijo al rico:
-¿Sabe, amigo? Tengo cierta cantidad de dinero escondida en un lugar seguro. Ahora acabo de reunir otra cantidad igual y querría saber si debo esconderla con la primera o en sitio distinto


-Si tan seguro es ese primer lugar -respondió el rico labrador-, sería lo más cuerdo que depositarais en él todo vuestro dinero.

Apenas se hubieron despedido, el labrador corrió a devolver el dinero al lugar, pensando apoderarse de todo; llegó el ciego y recuperó lo que era suyo.

anecdonet.com

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