Aurora estudia violín. Vivía una vida “correcta”, sin percibir el sentido de las cosas buenas que hacía. Nada quedó igual después del primer diálogo, inesperado, cara a cara, con Dios, y después de una buena confesión.
Aurora estudia violín. Vivía una vida “correcta”, sin percibir el sentido de las cosas buenas que hacía. Nada quedó igual después del primer diálogo, inesperado, cara a cara, con Dios, y después de una buena confesión.
Aurora admite que era una “chica correcta”: hacía las cosas de la mejor manera posible, era buena estudiante... pero le faltaba consistencia.
Hasta que descubrió que había “algo más”. El YouCat que le dio su madrina para que preparara la confirmación le reveló la confesión de una manera desconocida para ella: como un abrazo que Dios quiere darnos para perdonarnos. Y comenzó a asistir a actividades de formación cristiana en un centro del Opus Dei.
Un poco más tarde una amiga le propuso a ir a la capilla. Ella describe ese momento con un paso especial en su vida: “estaba sentada ante el sagrario, sin saber qué hacer. Fue muy conmovedor. (...) Era como estar con un Amigo, por la invitación de una amiga”.
“Cuando uno empieza a rezar y aprende a hacerlo -continúa Aurora-, naturalmente esto se desborda y quiere regalarlo a los demás”. De esta amistad con Dios surgió el deseo de dar más de sí misma y de implicarse en proyectos de voluntariado.
Ahora Aurora procura acercar a la gente a Dios a través de la música. Pero sabe que “para tocar música hermosa, un violín necesita ir a revisión regularmente; del mismo modo, también ella necesita el entrenamiento para ser el instrumento que lleva la música de Dios a la gente”.
opusdei.es
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