Esto afirmaba Joseba cuando mostraba su colección de casi 300 mini belenes de todo el mundo. En estas fechas solía exponer al público una parte de ellos, compartir sus imágenes en las redes sociales o felicitar las fiestas con un montaje de fotos de los belenes y música.
Joseba, agregado del Opus Dei, falleció el pasado mes de agosto. El Museo Liste de Vigo (Pontevedra), ciudad donde vivía, expone durante estas Navidades una parte de su colección, la de los belenes peruanos. Además, la familia está regalando a sus amigos alguna de estas piezas para que tengan un recuerdo suyo.
Hace muchos años, durante un viaje a Ecuador, compró varios belenes para regalar. Así comenzó Joseba la colección. Ecuador es uno de los países a los que viajó durante varios años para impartir las clases del máster de neuropsicología del Centro Universitario Villanueva de Madrid.
La segunda pieza de la colección se la regaló su madre y es un belén originario de Suiza. Poco a poco fue sumando decenas y decenas de mini belenes, unas veces adquiridos y otras regalados: “Una madre del colegio me trajo uno de Marruecos, que es bastante llamativo”, contaba. Joseba era profesor de primaria en el colegio Montecastelo de Vigo, “y cuando la gente sabe que coleccionas belenes pues a veces, cuando se van de viaje, me traen alguno”.
Al cabo de un tiempo organizó una exposición de belenes, en el Museo Liste, un centro etnográfico que muestra objetos de un buen número de profesiones y oficios de Galicia, algunos desaparecidos.
Entre lo llamativo de estos mini belenes están los materiales con los que están elaborados: “Algunos de Ecuador están hechos de tagua, que es una semilla a la que llaman el marfil vegetal porque es muy dura y guarda un parecido, aunque la mayoría son de madera”. En el interior de unas calabazas, dentro de una corteza de pino, en la cáscara de una nuez o de una avellana y hasta dentro de una caja de cerillas se puede ver a san José, la Virgen María y el Niño.
“De Portugal, donde les llaman pesebres, tengo uno que está dentro del tapón de corcho de una botella”, detallaba Joseba. Esta vez parte de sus piezas, las figuras procedentes de Perú, comparten espacio precisamente con una colección privada de belenes de Portugal. De las piezas peruanas detallaba: “Las figuras están vestidas con los trajes típicos de las distintas regiones del país y todos son hechos a mano”.
Hablando de estos belenes, Joseba solía evocar la frase de Charles Dickens: “Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año”. Lo decía, entre otras cosas, porque “en América en cualquier época del año puedes encontrar belenes; he ido en agosto, en octubre y en enero y siempre los muestran”. Y detallaba que la inversión económica para reunir la colección era escasa porque allí la mayor parte de los belenes “cuestan de un dólar a 50 centavos”. Las piezas restantes costaban entre dos euros, y diez las más caras.
Entre los lugares de procedencia no falta uno de Belén, con María, José y el Niño tallados sobre un trozo de olivo. También está representada Italia, donde los historiadores consideran que san Francisco de Asís inventó la instalación del Belén, en la Navidad de 1223, mientras, vestido con harapos, rezaba en la pequeña ermita de un bosque y en medio de una fuerte nevada.
opusdei.es
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