Simpática improvisación del Papa durante su reciente visita a una parroquia romana
A la verdadera alegría de Navidad no le basta una "buena comilona", que también es algo bueno, ni el consumismo es la mejor manera de preparar la fiesta, de forma que llegamos con ansia al 24 de diciembre diciendo "me falta esto, me falta aquello. Esta no es la verdadera alegría cristiana".
Pocos días antes de Navidad, el Papa Francisco, en su octava visita a una parroquia romana, lanzaba su llamamiento por una fiesta que tenga más que ver con la alegría cristiana que con la carrera por los regalos.
Tres son los pasos para prepararse de forma digna a la Navidad, dice Bergoglio: "recemos en estos días, demos gracias a Dios y después pensemos ¿Dónde puedo ir a llevar alivio al que sufre? Ayudar a los demás. Así llegaremos ungidos al Nacimiento de Cristo, el Ungido".
Hay que dar gracias por todas las cosas buenas que la vida nos da y no hacer como "sor Lamentos", sonríe el papa recordando el mote que le dieron las hermanas a una religiosa que él conocía, una de esas personas que "no saben dar gracias a Dios" y "encuentran siempre algo de que lamentarse". El cristiano no puede vivir así, con "la cara amargada, inquieta. Nunca un santo o una santa han tenido cara fúnebre".
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