Jean Jaurès en Carmaux |
Jean Jaurès, un socialista ateo francés, fundador del periódico ‘L’Humanité’, escribió una carta a su hijo explicándole por qué no iba a darle un justificante que le eximiera de estudiar religión en el colegio. Entre otras razones le dijo que “la religión está íntimamente unida a todas las manifestaciones de la inteligencia humana”.
Jaurès, que vivió entre 1859 y 1914, decía en su carta que la religión “es la base de la civilización, y es ponerse fuera del mundo intelectual y condenarse a una manifiesta inferioridad el no querer conocer una ciencia que han estudiado y que poseen en nuestros días tantas inteligencia preclaras”. Y añadía: “Pascal y Newton eran cristianos fervientes; Ampere era piadoso; Pasteur probaba la existencia de Dios”.
Este diputado, profesor de Filosofía y escritor, que murió asesinado, preguntaba a su hijo: “¿Qué comprenderías de la historia de Europa y del mundo entero después de Jesucristo, sin conocer la religión que cambió la faz del mundo y produjo una nueva civilización?”.
Y añadía: “En las letras, ¿puedes dejar de conocer no sólo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente de cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones?”.
Otro de los argumentos de Jaurès era la necesidad de conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas: “Si no estamos obligados a imitarlas, debemos por lo menos comprenderlas para poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son debidas. Nadie será jamás delicado, fino, ni siquiera presentable sin nociones religiosas”.
Y añadía: “En las letras, ¿puedes dejar de conocer no sólo a Bossuet, Fenelón, Lacordaire, De Maistre, Veuillot y tantos otros que se ocuparon exclusivamente de cuestiones religiosas, sino también a Corneille, Racine, Hugo, en una palabra a todos estos grandes maestros que debieron al cristianismo sus más bellas inspiraciones?”.
Otro de los argumentos de Jaurès era la necesidad de conocer las convicciones y los sentimientos de las personas religiosas: “Si no estamos obligados a imitarlas, debemos por lo menos comprenderlas para poder guardarles el respeto, las consideraciones y la tolerancia que les son debidas. Nadie será jamás delicado, fino, ni siquiera presentable sin nociones religiosas”.
TEXTO COMPLETO DE LA CARTA AQUÍ
RELIGIÓN CONFIDENCIAL
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