Joaquín Romero recuerda a don Álvaro como una persona "que conseguía imposibles". Joaquín, que padece esclerosis múltiple, reza cada día la oración por la intercesión del beato Álvaro y le pide mantener el optimismo y la afabilidad de una sonrisa aún viendo la evolución de su enfermedad. A veces esos imposibles son los amigos que están muy alejados de Dios.
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