Duérmete tesoro mío,
no tengas miedo de nada,
mi pecho combate el frío,
con tus manitas heladas
Calla que tras la colina
está la muerte acechando,
viene cargada de espinas,
cruces, fatigas y clavos.
Nana, para unos ojos morenos.
Nana, para mi estrella y mi cielo.
Nana, para un ángel recién nacido.
Nana, que se me ha quedado dormido.
Cuando ríes se ilumina
las ventanas de mi ser,
qué hermoso es dar luz divina
y qué delirio querer.
Yo estaré siempre a tu vera
sueña libre pastorcillo.
A la ea ea ea
¡qué penita de mi niño!
Nana, para unos ojos morenos.
Nana, para mi estrella y mi cielo.
Nana, para un ángel recién nacido.
Nana, que se me ha quedado dormido
Enrique Monasterio
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