Todos esperaban una soflama cargada de odio y afán de venganza, pero Mandela habló de reconciliación y de perdón. Sus palabras se tradujeron en hechos. Se nombró una “Comisión para la Verdad y la Reconciliación”, encabezada por el arzobispo anglicano Desmond Tutu, con el lema: “Sin perdón no hay futuro, pero sin confesión no puede haber perdón”.
Aquella comisión –comenta Enrique Monasterio en su blog- invitó a que las víctimas revelaran en audiencias públicas, con la televisión en directo, los crímenes que habían padecido durante los años de la discriminación racial. Al mismo tiempo los autores de los hechos violentos podían también confesar sus delitos, y eran sus propias víctimas las que decidían concederles el perdón si consideraban que el arrepentimiento era sincero y que habían actuado cumpliendo órdenes. El propio presidente de la comisión entendió que sólo el perdón permitiría alcanzar la plena reconciliación entre los sudafricanos. Y apeló a la fe, al sentido religioso y cristiano del pueblo de Sudáfrica. Era preciso curar las heridas de un país entero que sangraba desde décadas.
Yo no añadiré una palabra más. Sólo te pido hoy que nos eches una mano desde el Cielo. Ya sabes que en la Iglesia Católica hemos comenzado un año dedicado a la misericordia. El Santo Padre Francisco nos invita a abrir el corazón a la misericordia de Dios confesando nuestras culpas en el Sacramento de la Penitencia, a la vez que pedimos perdón a los hermanos que se sientan agraviados por nuestra causa.serpersona.info
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