jueves, 20 de octubre de 2016

El chubasquero de Catalina

Dicen que las aves predicen con exactitud la llegada de los huracanes y los tornados. Al parecer huyen 24 horas antes y se ponen a salvo. Claro que esos fenómenos meteorológicos no son frecuentes en España. Aquí, en la Sierra de Madrid, los pájaros anuncian a su manera la llegada de las tormentas. La golondrina Catalina, que anida bajo el tejadillo donde guardo el coche, me lo estaba advirtiendo.
—¿Por qué te picoteas tanto, querida hirundo rustica?
(Debo advertir que, cuando charlo con las aves, siempre las llamo por su nombre científico, a no ser que tengamos confianza y nos tuteemos).

 

—No me picoteo, amigo. Trato de untar mis plumas con la grasa que extraigo de mi glándula uropigial, que, como deberías saber, está bajo el obispillo. Me estoy fabricando un chubasquero, querido córvido.
—¿Quieres decir que va a llover? Tenemos un sol esplendoroso.
Catalina no respondió. Cinco minutos después el cielo se encapotó bruscamente y sonaron los timbales del trueno. Una bandada de escandalosos rabilargos sobrevoló el jardín. El mirlo desapareció en su cueva y, antes de que tuviera tiempo de plegar el toldo, cayeron las primeras gotas.
Enrique Monasterio
          pensarporlibre 

1 comentario:

  1. Te envio m blog por si deseas visitarlo gracias.
    ‌http://anna-historias.blogspot.com.es/2016/10/en-la-creciente-de-luna-arboles.html?m=1

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