En este mundo en que nos ha tocado vivir hay demasiada gente seria. Habría que inundar la tierra de sonrisas y de amabilidad. Es decir, de esas manifestaciones de buen humor que nacen de un corazón alegre. Cuesta, a veces, sonreír; ¿no sería buena idea asegurarnos la sonrisa? Ha habido quien lo ha hecho, y sólo con eso ya ha entrado en el mundo de los sucesos curiosos.
Allá por el año 1927, una actriz americana hizo un extraño contrato con una compañía inglesa de seguros. Según este contrato, la actriz debía recibir 50.000 libras esterlinas -cantidad fabulosa para aquella época- si en los diez años siguientes perdía... ¿la salud? ¿el trabajo? No. Sencillamente, si a causa de enfermedad o por cualquier desgracia perdía la capacidad de saber sonreír amablemente.
Cfr. T. Tóth, Los diez mandamientos
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