miércoles, 10 de abril de 2013

Los rasgos del buen maestro

El profesor Vílchez (Fernando Vílchez ha formado a futuros profesores durante treinta años en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, de la que también ha sido vicedecano) cree que la docencia es una carrera eminentemente vocacional. 

Requiere conocimientos, pero también unas cualidades y capacidades de las que no todos gozan. Incluso, en su opinión, hay rasgos personales que ayudan a ser un buen profesor: «Buena inteligencia emocional, tener habilidades sociales, ser una persona equilibrada, con capacidad de empatía, poseer esa sensibilidad humana para captar lo que le puede pasar a una persona y que no se escapen los detalles del sufrimiento, capacidad para sacar lo mejor de uno mismo y del otro. 


Esta es la clave. Con una dosis infinita de paciencia, capacidad de resistencia ante problemas como el estrés y capacidad para adaptarse a grupos diferentes... Hay que ser capaz de transmitir valores, tener una necesaria pedagogía de la calma que implica la escucha, dotes de comunicación, ser una persona simpática (un profesor que no sonría no es bueno), y que tenga autoridad, una característica moral que se gana día a día. Pero sobre todo, por encima de todo, querer y amar al alumno». 

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