Thomas y Sara
Sara vive en Ängelholm (Suecia) con su marido y sus tres hijos. A sus 35 años, impulsa una pequeña editorial y, viviendo el espíritu del Opus Dei, sueña con dar vida nueva al catolicismo en Suecia.
Me llamo Sara, tengo 35 años y vivo con mi esposo Thomas y nuestros tres
hijos en Ängelholm, una pequeña ciudad en la costa oeste de Escania.
Dirigimos una editorial y mi marido trabaja también, a tiempo parcial, como bombero.
Ante la elección entre familia y trabajo, yo me quedo con los dos: quiero ser al mismo tiempo una «madraza» y una editora prestigiosa; dejar que los niños puedan ser niños en casa, y dar rienda suelta a mi ilusión por difundir la fe católica. A menudo se convierte en un proyecto caótico y exigente, pero a mí me va bien.
Para que esto funcione, es necesario que mi marido y yo formemos un buen equipo, que estemos de acuerdo en nuestras prioridades y en lo que queremos para nuestra familia.
También es necesario que ambos estemos involucrados en las actividades diarias de los niños y que -sin que se nos caigan los anillos- nos ayudemos en lo que haya que hacer en casa. En ese sentido, hay una gran igualdad en casa sin habérnoslo propuesto.
"En la ciudad donde vivimos no hay iglesia Católica. Pero se celebra Misa en una iglesia prestada"
Tanto Thomas como yo hemos tenido desde muy jovenes el deseo de estar
cerca de Dios. En el Opus Dei, hemos encontrado una manera de hacerlo en
el matrimonio.
En nuestra vida, nos esforzamos por poner a Dios en primer lugar, darle tiempo en la oración cada día. Reservarmos tiempo para asistir a los retiros y otras actividades formativas. Puede parecer una prioridad exigente para padres con hijos pequeños, pero a nosotros nos parece completamente necesario.
En nuestra vida, nos esforzamos por poner a Dios en primer lugar, darle tiempo en la oración cada día. Reservarmos tiempo para asistir a los retiros y otras actividades formativas. Puede parecer una prioridad exigente para padres con hijos pequeños, pero a nosotros nos parece completamente necesario.
"Tanto Thomas como yo hemos
tenido desde muy jovenes el deseo de vivir para Dios. En el Opus Dei,
hemos encontrado una manera de hacerlo en el matrimonio"
Cuando le damos a Dios el tiempo y el espacio en nuestras vidas, crece
el amor entre nosotros y recibimos impulso para dedicarnos más a fondo
tanto a los niños como a nuestras otras tareas.
"Es necesario que mi marido y yo estemos involucrados en
las actividades diarias de los niños y que -sin que se nos caigan los
anillos- nos ayudemos en lo que haya que hacer en casa"
Tratamos de hacer las tareas pequeñas con mayor amor, y así mejorar nosotros mismos y cambiar el mundo desde dentro.
Hay que decir que rara vez es fácil rezar con los niños pequeños en casa. Se te suben encima, preguntan un centenar de cosas, se caen y se cortan... Pero Dios sabe que yo quiero estar con Él en medio de mi caótica vida, y Él no exige más que eso.
San Josemaría Escrivá dijo muchas veces que el hogar cristiano debia caracterizarse por la luz y la alegría, y es un ideal para nosotros. Queremos dar a nuestros hijos una sólida educación cristiana y una actitud positiva ante la vida y su propia capacidad para contribuir al bien de la sociedad.
Hay que decir que rara vez es fácil rezar con los niños pequeños en casa. Se te suben encima, preguntan un centenar de cosas, se caen y se cortan... Pero Dios sabe que yo quiero estar con Él en medio de mi caótica vida, y Él no exige más que eso.
San Josemaría Escrivá dijo muchas veces que el hogar cristiano debia caracterizarse por la luz y la alegría, y es un ideal para nosotros. Queremos dar a nuestros hijos una sólida educación cristiana y una actitud positiva ante la vida y su propia capacidad para contribuir al bien de la sociedad.
Thomas juega con su hijo pequeño.
También tratamos de tener una casa que está abierta a nuestros amigos y
sus amigos. Por suerte, me gusta cocinar para muchos, y es agradable
pensar que puedo ser un apóstol, ¡también cuando estoy atareada en la
cocina!
En la ciudad donde vivimos no hay iglesia Católica. Pero se celebra Misa en una iglesia prestada y ahí vamos todos los domingos, y con frecuencia algún otro día entre semana.
Las familias más activas organizan las clases de catecismo y para todos es ocasión de reunimos para rezar y relacionarnos. Juntos tratamos de crear un ambiente cristiano en el que crezcan nuestros hijos.
En la ciudad donde vivimos no hay iglesia Católica. Pero se celebra Misa en una iglesia prestada y ahí vamos todos los domingos, y con frecuencia algún otro día entre semana.
Las familias más activas organizan las clases de catecismo y para todos es ocasión de reunimos para rezar y relacionarnos. Juntos tratamos de crear un ambiente cristiano en el que crezcan nuestros hijos.
"Reservarmos tiempo para asistir a
los retiros y otras actividades formativas. Puede parecer una prioridad
exigente para padres con hijos pequeños, pero a nosotros nos parece
completamente necesario"
Es una satisfacción pensar que contribuimos a que la Iglesia Católica
pueda estar presente en otra ciudad sueca, y con el tiempo esperamos
tener nuestra propia iglesia y un sacerdote.
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