“Más de 40 actores del Club Juvenil Tempero han representado el musical «Oliver Twist» con un fin totalmente solidario como es el de recaudar comida para el Banco de Alimentos de Valladolid” informó el diario ABC, que explicó en su noticia que “el espectáculo, que ha estado abierto a todos los públicos, tenía como requisito para entrar que los espectadores llevaran dos kilos de comida no perecedera”.
«Oliver Twist» es una adaptación musical, un tanto libre, de la novela
de Charles Dickens. El guión, las letras de las canciones y las
coreografías son enteramente originales y hechas en el Club Juvenil Tempero,
de Valladolid. Como es de sobra conocido, la historia narra las
aventuras de un huérfano que va en busca de sus seres queridos. A través
de diversas peripecias, Oliver irá descubriendo el valor de la familia y
de las buenas amistades. El musical consta de 5 actos y un total de 10
canciones con sus respectivas coreografías.
Tras la representación, Salvatore Di Stefano, padre de cinco hijos,
cirujano cardíaco y presidente de la junta directiva del Club, ha
manifestado su alegría, “porque si uno de los objetivos del Club Tempero es dar una alternativa para el ocio los fines semana, hemos tenido la oportunidad
de que los chicos estuviesen ocupados y entretenidos con estímulos tan
importantes como el teatro. También hay que tener en cuenta el objetivo
solidario por parte de los chicos, que sabían que estarían dos meses
esforzándose para poder hacer después un acto de beneficencia, que no se
cobraría la entrada, y que era un acto de solidaridad para el Banco de Alimentos”.
Uno de los actores, Jorge Vázquez de Prada de 4º de la ESO, se mostraba exultante: “ha sido una experiencia muy divertida. Yo se la recomiendo a todo el mundo. Me lo he pasado genial. Ha habido un poco de nerviosismo, pero basta con soltarse un poco y ya está”.
Álvaro Barbés, preceptor del Club y director artístico del musical, afirma que “es un producto muy bueno y desde mi punto de vista muy formativo porque exige al chaval estar día a día trabajando, aprenderse el guión… Por ejemplo, cuando se pone a cantar se da cuenta de que lo hace mal y tiene que aprender y adaptarse a lo que director de la obra quiere conseguir”.
Óscar López, padre de Sergio y que en la obra hace de guardia urbano, se mostraba contento “de haber participado en una actividad como ésta y ver la interacción que hay entre todos: los monitores, los padres, los chicos… Genial, una experiencia nueva y muy bonita”, afirma.
El Club Juvenil Tempero nació en 1965 por iniciativa de un grupo de familias de Valladolid. Querían proporcionar a sus hijos la posibilidad aprovechar el tiempo libre en un ambiente sano y divertido, al tiempo que realizaran interesantes actividades culturales: idiomas, música, manualidades… o, como en esta ocasión, aprender a representar un musical con todo lo que esto supone.
Actualmente, al Club acuden más de un centenar de chicos, tanto los fines de semana como los días de diario, en que la actividad se centra más en el estudio y las clases de idiomas. Junto a las actividades lúdicas y culturales, no faltan para quienes lo desean, programas de formación cristiana y de solidaridad, pues uno de los objetivos es facilitar que los muchachos sean sensibles a las necesidades de los demás.
Uno de los actores, Jorge Vázquez de Prada de 4º de la ESO, se mostraba exultante: “ha sido una experiencia muy divertida. Yo se la recomiendo a todo el mundo. Me lo he pasado genial. Ha habido un poco de nerviosismo, pero basta con soltarse un poco y ya está”.
Álvaro Barbés, preceptor del Club y director artístico del musical, afirma que “es un producto muy bueno y desde mi punto de vista muy formativo porque exige al chaval estar día a día trabajando, aprenderse el guión… Por ejemplo, cuando se pone a cantar se da cuenta de que lo hace mal y tiene que aprender y adaptarse a lo que director de la obra quiere conseguir”.
Óscar López, padre de Sergio y que en la obra hace de guardia urbano, se mostraba contento “de haber participado en una actividad como ésta y ver la interacción que hay entre todos: los monitores, los padres, los chicos… Genial, una experiencia nueva y muy bonita”, afirma.
El Club Juvenil Tempero nació en 1965 por iniciativa de un grupo de familias de Valladolid. Querían proporcionar a sus hijos la posibilidad aprovechar el tiempo libre en un ambiente sano y divertido, al tiempo que realizaran interesantes actividades culturales: idiomas, música, manualidades… o, como en esta ocasión, aprender a representar un musical con todo lo que esto supone.
Actualmente, al Club acuden más de un centenar de chicos, tanto los fines de semana como los días de diario, en que la actividad se centra más en el estudio y las clases de idiomas. Junto a las actividades lúdicas y culturales, no faltan para quienes lo desean, programas de formación cristiana y de solidaridad, pues uno de los objetivos es facilitar que los muchachos sean sensibles a las necesidades de los demás.
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