En la vida hay historias duras. Pero las personas grandes las convierten en oportunidades de optimismo constante. José, Joaquín, Stefanía, Luis, María, Josemaría, Almudena, Alberto, David, José Alberto, María Victoria... son historias vivas y ejemplares para el Día Internacional de las Personas que Son Capaces de Mucho.
El día 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de la Discapacidad. Más allá de las palabras, un día positivo como éste invita a conocer historias estimulantes contadas en primera persona.
Es el caso de José y Joaquín, que van en silla de ruedas con motor propio. Es el caso de Stefanía, Luis y María, padres de hijos con discapacidad. Es el caso de Almudena y Alberto, amigos y cuidadores de sus hermanos con Síndrome de Down. Es el caso de La Veguilla, un invernadero puntero con una plantilla muy especial, y es el caso de María Victoria Troncoso, una maestra de formación cristiana para jóvenes de la Fundación Síndrome de Down de Cantabria.
Todos han aprendido a cuidar a personas con discapacidad con el cariño, la atención y la profesionalidad de las personas coherentes que están cerca de Dios. La vida hizo que no tuvieran más remedio que resignarse, o afrontar las dificultades, y ellos han optado por vivir los reveses con algo más que buena cara.
1. Cuando un camión te cae encima. José Villela, médico y miembro del Opus Dei, sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas en enero de 2010. El resultado fue parálisis del cuello hasta sus pies. En junio de 2011 se graduó como médico.
Para José Villela esta no es una historia trágica ni mucho menos una historia triste, sino una lección de vida
"Y por eso, cuando vi que si no hacía algo ya no podría valerme por mí mismo, mi hermano Borja y yo adaptamos mi casa de forma que pudiera controlarlo todo desde la silla, o desde la cama, o desde el ordenador".
Stefania vive en Florencia (Italia). El nacimiento de un hijo con discapacidad intelectual supuso un reto que aprendió a afrontar con fe y con mucha iniciativa. Ahora, con otros chicos en situación similar, gestiona un restaurante y una web TV.
Luis y María adoptaron a Josemaría, un niño con síndrome de Down, cuando ya tenían siete hijos. Al poco tiempo a Luis le diagnosticaron una leucemia. En casa, los niños decían a su madre: ¿te imaginas cómo habría sido este año si no hubiéramos tenido a Josemaría?
"He de admitir que sí que tenemos algo especial. Mi hermano Felipe, de nueve años, tiene síndrome de Down, así que podría decir que vivimos con un ángel, de ojos achinados y sonrisa permanente".
"Trabajo desde hace cuatro años en una residencia para personas con discapacidad en periodo de envejecimiento, una tarea apasionante que ha sido providencial para mí".
“Da alegría observar sus rostros cuando ven los camiones cargados del fruto de su tarea”
opusdei.es
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