El regreso de Troya fue complicado para Ulises: diez años a merced de los dioses y de los mares, y siempre con la muerte en los talones.
Cada vez que su nave arribaba en tierra extraña, una misma inquietud: «¿De qué clase de hombres es la tierra a la que he llegado? ¿Son soberbios, salvajes y carentes de justicia, o amigos de los forasteros y con sentimientos de piedad hacia los dioses?».
Desde los orígenes, la conducta humana se enfrenta a la doble posibilidad de ser, precisamente, humana o inhumana.
La libertad implica siempre el riesgo de escoger tanto una conducta digna del hombre como otra indigna y patológica.
Llamamos ética a la elección de la conducta digna, al esfuerzo por obrar bien, a la ciencia y al arte de conseguirlo.
José Ramón Ayllon
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