Gabriel Heredia no entiende de obstáculos. Este joven nació sin brazos, pero eso nunca supuso un problema para él, pues a sus 24 años ha logrado cumplir su sueño: ser un barbero de renombre.
Todo empezó con 14 años. Cuando salía del colegio, Gabriel pasaba las tardes en la peluquería de su madre, embelesado con los ingeniosos cortes que ofrecía a sus clientas. Fue ella quien le enseñó el oficio y le descubrió una verdadera pasión por las tijeras. Jugueteaba primero con las máquinas y sus muñecos y, más tarde, acabó contratado como ayudante de peluquería, logrando crear su propia clientela.
Lo cierto es que todos los vecinos quedaban alucinados con el arte de el entonces adolescente. La curiosidad y el boca oreja acabaron atrayendo a los vecinos del barrio. ¿Cómo era posible que un chiquillo tan pequeño y que había nacido sin sus extremidades superiores tuviera semejante arte? Lo tenían que ver con sus propios ojos y fotografiarle, por si alguien no se creía la historia cuando la contaran.
Las imágenes y vídeos de Gabriel y sus tijeras se viralizaron muy rápidamente en internet, hasta el punto que medios de diferentes partes del mundo, incluido La Vanguardia, se interesaron por su historia. Su fama llegó hasta tal punto que decidió abrir su propia barbería, un sencillo local de barrio que logra que, en ocasiones, la cola de la vuelta a la manzana.
Nació sin brazos, pero a sus 24 años ha logrado cumplir su sueño: ser un barbero de renombre
“La gente pasa por aquí y se queda mirando los cortes y diseños que hago”, cuenta sonriente, y reconoce que “nunca imaginé que iba a tener la cantidad de clientes que tengo”. Pero el poder realizar con normalidad su profesión no es el único de los obstáculos vencidos. “ Siempre hice de todo: estudié, aprendí a ir en bicicleta y hasta puedo conducir un coche”, explica satisfecho. Y es que a pesar de su discapacidad, el barbero demuestra que no existe adversidad que le quite las ganas de salir adelante.
Además, Gabriel confiesa que tiene un motivo que lo incita a superarse a sí mismo todos los días. Se trata de su hijo, Tobías: “Cuando nació fue una felicidad verlo sano. No quería que le pasara lo mismo que me pasó a mí. Todo lo que hago lo hago por él. Me da fuerzas para salir adelante”.
Nunca imaginé que iba a tener la cantidad de clientes que tengo
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