miércoles, 15 de noviembre de 2017

Propietario incierto

Un jefe de una sección de una empresa, hombre suspicaz y quisquilloso, se quejaba ante la junta directiva porque, según él, los empleados no le tenían el debido respeto. Una tarde al salir del trabajo se dirigió a un “Todo a un euro” y se compró un letrero con esta inscripción: 

– “Aquí mando YO” Muy satisfecho lo colgó en la puerta de su despacho. Poco más tarde, pegada a la misma puerta, encontró una nota que decía: 

– “Llamó su esposa. Dice que le devuelva SU cartel” Cuando alguien es aupado a un cargo o tarea superior a sus capacidades es imposible que se encuentre cómodo. Y, como no reconoce su incapacidad, culpa a quienes le rodean o están a sus órdenes. 

Se vuelve extremadamente celoso defensor de su autoridad y acaba siendo una tortura para quienes trabajan con él. Algunas veces, obedecer no es fácil. Pero saber mandar no lo es nunca. Y el que no tiene inteligencia y voluntad para obedecer, está incapacitado para saber mandar. Lo sensato y eficaz es revisar los propios fallos, en el lugar que ocupa. Sólo así podremos ayudarnos y ayudar

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