No sé si coincidirán conmigo en que Rafa Nadal es algo más que un excelente jugador de tenis profesional. Es una buena persona. Al menos, eso es lo que transmiten sus gestos y sus palabras.
Este martes, unos minutos después de pasar a la historia tras ganar el Abierto de Estados Unidos, dijo: “No soy un jugador perfecto”; “mi objetivo es seguir mejorando día a día”; “soy un super-privilegiado de la vida”.
Son mensajes netos, sin doblez, que nos presentan a una persona dotada de algo más que músculos o una técnica prodigiosa. Hay mucho equilibrio, sentido común y respeto (por los demás y por las cosas) en esta manera de comportarse. Y eso es algo apreciable.
Cuentan que, hace varios años, precisamente durante este torneo en Nueva York, Rafa Nadal comenzó a quejarse en voz alta en un entrenamiento de las características de las pelotas de tenis que había facilitado la organización. No cesaba en sus reproches y, una y otra vez, manifestaba su contrariedad. Hasta que se le acercó su tío y consejero, Toni Nadal, que le echó una bronca de campeonato:
-- “No te quejes. Es lo que hay. No vas a cambiarlo. Es para todos igual. Adáptate a ellas y juega”.
La clave de la personalidad de Rafa Nadal, íntegra y equilibrada, está en su esfuerzo personal pero también en la formación que ha recibido. Por eso nos cae tan bien Rafa Nadal.Este martes, unos minutos después de pasar a la historia tras ganar el Abierto de Estados Unidos, dijo: “No soy un jugador perfecto”; “mi objetivo es seguir mejorando día a día”; “soy un super-privilegiado de la vida”.
Son mensajes netos, sin doblez, que nos presentan a una persona dotada de algo más que músculos o una técnica prodigiosa. Hay mucho equilibrio, sentido común y respeto (por los demás y por las cosas) en esta manera de comportarse. Y eso es algo apreciable.
Cuentan que, hace varios años, precisamente durante este torneo en Nueva York, Rafa Nadal comenzó a quejarse en voz alta en un entrenamiento de las características de las pelotas de tenis que había facilitado la organización. No cesaba en sus reproches y, una y otra vez, manifestaba su contrariedad. Hasta que se le acercó su tío y consejero, Toni Nadal, que le echó una bronca de campeonato:
-- “No te quejes. Es lo que hay. No vas a cambiarlo. Es para todos igual. Adáptate a ellas y juega”.
Javier Fumero
El Confidencial Digital
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