Cada etnia tiene su particular forma de desmostrar cariño.
Un
sacerdote nos refiere un ejemplo de piedad sencilla. Lo protagoniza un
chaval, “barman” en una cervecería sevillana. Le pregunta al final de
una clase de formación cristiana.
- ¿Tú le tienes cariño a la Virgen?
- ¡ Digo!
- ¿Y qué haces para acordarte de Ella?
- Pues
en el bar tengo un cuadro de la Macarena y, cuando me piden una
cerveza, paso por delante de la Virgen, la miro, y le digo: ¡ele!
- Y… ¿no sabes decirle otra cosa?
- ¡Si! A veces paso, la miro, me quedo “clavao”, y le digo “ele lerele”
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