miércoles, 25 de julio de 2012

UNA BROMA LOS PUSO EN EVIDENCIA

   Recuerdo aquel relato protagonizado por un escritor inglés –nunca supe su nombre- que quiso gastar una broma a diez de sus conocidos. A todos ellos les unía una cosa: su prestigio social. Gozaban de un halo de rectitud, admitido sin fisuras por todos los conciudadanos del país.

   Pues bien. Al protagonista de la historia un día no se le ocurrió otra cosa que enviarles por correo, a esos diez amigos de buena posición y fama, una escueta misiva que decía únicamente lo siguiente:
Márchate enseguida: se ha descubierto todo.

   Cuentan que la sorpresa del literato fue mayúscula cuando comprobó que, uno por uno, sus diez compañeros abandonaron el hogar precipitadamente nada más recibir la carta. Una simple broma removió corrupciones inconfesables.

Javier Fumero
El Confidencial Digital

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