sábado, 23 de enero de 2010

Yo nunca estoy sola


Una amiga y yo nos bajábamos de un autobús en la Plaza de Castilla, de Madrid, cuando nos dimos cuenta de que una señora muy mayor, con dos muletas, tenía dificultades para bajar. Como es lógico, le ayudamos y le dije que se apoyara en mi brazo para acompañarla a otra parada, pues tenía que coger otro autobús que la llevara al Hospital de la Paz: iba a radiarse, ya que tenía cáncer.

Mientras íbamos andando hacia el autobús, nos dimos cuenta de que tampoco veía bien. Su cara, nunca la olvidaré, no reflejaba tristeza, sino todo lo contrario; tenía una sonrisa permanente e irradiaba paz y serenidad. Le preguntamos cómo podía ir sola.

Se paró, sonrió y contestó: «Yo nunca estoy sola. Él siempre está conmigo», y metiendo una mano en su bolsillo, sacó una vieja estampa del Sagrado Corazón de Jesús. Han pasado varios meses y todos los días me acuerdo de ella y me emociono al recordarla. Para mí eso es verdadera fe, sentir a Jesús a tu lado y dentro de ti.

Margarita Boned Santesteban
Madrid

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