Llegué a Cuatro Vientos a las 6 de la tarde del día 20. La inmensa explanada estaba completamente llena. Se había cerrado el paso a la zona correspondientes a los inscritos en la JMJ. El espectáculo era impresionante. Y el calor también: hacía 40º a la sombra.
Al acercarme al control de entrada, me crucé con unos policias nacionales a caballo. Entablé conversación con ellos. Estaban contentos y cansados. Llevaban en su puesto desde las siete de la mañana. Se les veía cansados pero felices. Me comentaron: Por estos jóvenes vale la pena estar aquí.
Juan Ramón Domínguez
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