Cuando ya Sócrates sintió que la muerte se aproximaba, dijo a sus discípulos que le acompañaban:
-Pensad que no me han condenado los atenienses, sino unos pocos jueces, y que los atenienses me juzgarán por mis obras, que sois vosotros. Sólo de una manera podréis demostrar a los atenienses la injusticia de mi condena, y es con la honradez y la bondad de vuestras vidas.
Poco después Melito, juez del tribunal, era condenado a muerte y los atenienses honraron la memoria de Sócrates.
Como sabéis, Sócrates murió a los 70 años de edad, aceptando serenamente su condena a muerte bebiendo la cicuta, método elegido por un tribunal que le juzgó, y que le ofrecía para morir por no reconocer a los dioses atenienses y corromper a la juventud. Según relata Platón en la Apología que dejó de su maestro, éste pudo haber eludido la condena, gracias a los amigos que aún conservaba, pero prefirió acatarla y morir. Realmente le juzgaron porque dos de sus discípulos fueron tiranos que atentaron contra Atenas.
A su muerte surgen las escuelas socráticas, la Academia Platónica, las menores, dos de moral y dos de dialéctica, que tuvieron en común la búsqueda de la virtud a través del conocimiento de lo bueno.
Noel Clarasó, Antología de anécdotas y Wikipedia
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