Recordamos a San Columbano. Siendo muy joven, todavía adolescente, se vio tentado con insistencia por algunas mujeres para pecar contra la castidad. Angustiado por el peligro en que se encontraba de ofender a Dios atentando contra la virtud de la santa pureza, fue a pedir consejo a una virgen solitaria que desde hacía muchos años gozaba de fama de santidad y sabiduría.
Aquella mujer, después de escucharle, le aconsejó con rotundidad que se apartara de toda tentación: «¿Piensas tú que podrás fácilmente resistir la tentación de esas mujeres? ¿Recuerdas a Eva tentando y a Adán cediendo? ¿No fue también Sansón débil frente a Dalila? ¿No perdió David su antigua rectitud seducido por la hermosura de Betsabé? ¿No fue engañado el sabio Salomón por el amor a las mujeres? Así pues, márchate lejos y apártate del río en el que tantos han caído».
Es un sabio consejo del que también puedes aprender hoy. No confíes en tus fuerzas frente a la tentación. San Columbano dicen que era un hombre de una cualidad física excepcional, con una fuerza prodigiosa, y de una fortaleza de espíritu extraordinaria. Sin embargo él recibió el consejo de huir del peligro, y así lo hizo. Sigue tú también este consejo. No te arriesgues de manera imprudente, no te fíes en exceso de tu fortaleza o capacidad para rechazar las tentaciones. Es mejor huir de la ocasión de peligro, y en temas de pureza, más. No eres más fuerte que Sansón ni que David, si ellos cayeron, tú también puedes hacerlo. Aprende de san Columbano el valor de huir y salir corriendo de la ocasión de peligro.
San Columbano, abad. Nacido en Irlanda, en la primera mitad del siglo VI, ingresó en el monasterio de Bangor, donde recibió una sólida formación. Más tarde dejó su Irlanda natal para desarrollar en la actual Francia una intensa actividad misionera. Por su fidelidad al evangelio y sus denuncias de la mala conducta de los gobernantes padeció el destierro. Reconocido por su sabiduría y su santidad murió el año 615.
No hay comentarios:
Publicar un comentario