Jordi Carbonell i de Ballester (Barcelona, 1924) es un viejo luchador por la democracia. Este
político y filólogo catalán participó en iniciativas de la oposición
antifranquista, como la Asamblea de Cataluña, e impulsó el movimiento de
Nacionalistes d’Esquerra. Desde 1996 hasta julio de 2004 fue presidente de Esquerra Republicana de Catalunya.
Licenciado
en filología románica por la Universidad de Barcelona, fue profesor de
lengua catalana en los Estudios Universitarios Catalanes y en la
Universidad Autónoma de Barcelona, de donde lo expulsaron en 1972 por
razones políticas. Ha sido catedrático de la Universidad de Cagliari
(Cerdeña) y lector de catalán en la Universidad de Liverpool. Miembro
fundador de la Sociedad Catalana de Estudios Históricos, filial del
Instituto de Estudios Catalanes, dirigió la Gran Enciclopedia Catalana
de 1965 a 1971.
Su conversión al catolicismo
En
el número de junio de 2012 la Hoja Informativa de la parroquia a la que
asiste cada domingo para ir a Misa –Monestir de Sant Pere de les
Puel·les- le dedicó una entrevista en la que el líder catalanista
explicaba su conversión y los motivos de su retorno a la fe.
“Mi
retorno a la fe se produjo en el año 2006 con motivo de la muerte de mi
esposa Hortensia. Hasta entonces siempre me había manifestado
agnóstico, además de respetuoso: he sido amigo del padre Abat Aureli M.
Escarré y tengo una excelente relación con los monjes de Montserrat”,
explica Carbonell que agrega: “He vivido sesenta años de matrimonio con
mi mujer y la quería profundamente. La muerte de Hortensia fue un
golpe muy duro para mí; no me podía resignar a perderla. Pensar que
después de la muerte se había acabado todo era incomprensible para mí
y esta necesidad de creer en la perdurabilidad después de la muerte
hizo que volviera a Dios y a la maravillosa fe cristiana. En esta
conversión intervinieron el monje Josep Massot i Muntaner amigo personal
des de hace muchos años, y el padre Marcel Capellades, que me acercó al
Dios del Amor”.
Cuestionado
sobre el hecho de su participación en la Eucaristñia en Sant Pere el
político responde “Oí decir a mi hermanp Josep Maria que, en mis tiempos
de agnóstico, siempre había rezado por mi retorno a la fe, que en Sant
Pere celebraban unas misas de gran nivel. Entonces un día, hablando con
Ricard Pedrals, compañero de facultad y amigo mío desde hace muchos
años, me comentó que él iba cada domingo. Y desde el 17 de diciembre del
2006 he ido cada domingo con él y su mujer”.
Finalmente,
Carbonell no duda en afirmar que ahora se manifiesta “como un cristiano
convencido y firme en mi fe”, un cristiano “que cree en la Iglesia del
amor y de la esperanza, y cada día rezo a Dios, al Dios del amor, con
lágrimas en los ojos”.
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