El estadounidense Allen Johnson vuela
sobre el tartán, haciéndose con la medalla de oro en la prueba de 110
metros vallas con un tiempo de 12 segundos y 92 centésimas.
Todo el país lo celebra después de que cuatro años antes el canadiense Mark Mackoy terminara con la hegemonía de Estados Unidos en una prueba que siempre había dominado.
En
esos momentos, un niño de 11 años de Illinois está encandilado frente a
la televisión de su casa. Lo que acaba de ver es espectacular. Está
conmocionado. Tanto, que desde aquel preciso instante decide que de
mayor será como su nuevo ídolo, que de mayor va a ganar un oro olímpico
en los 110 metros vallas, que de mayor va a ser como Allen
Johnson.
Sorprendentemente, desde aquellos Juegos, Estados Unidos es
incapaz de repetir triunfo. Ni en Sidney 2000 (Anier García) ni en
Atenas 2004 (Xiang Liu) ni en Pekín 2008 (Dyron Robles) ningún
norteamericano logra imponerse en la prueba de 110 metros vallas.
Aquel
niño, ahora ya con 27 años, corrió tanto, tanto, que nadie pudo
alcanzarle. Como se había propuesto ilusionado frente al televisor,
acababa de ganar el oro en los 110 metros vallas, devolviendo la gloria a
Estados Unidos en una prueba que siempre había sido suya. 16 años
después, emulaba a su ídolo, Allen Johnson. Aquel niño era, es, Aries Merritt, campeón olímpico con un tiempo, curiosidades del destino, de 12 segundos y 92 centésimas.
Soñó y se quedó corto. Gracias.
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