Hoy domingo 13 de octubre va a ser una fecha clave en la historia del cristianismo en España. Nada menos que 522 mártires de la guerra civil española (1936-1939) serán declarados mártires. El acto tendrá lugar en Tarragona, pues en esta ciudad se conserva la tradición de los primeros mártires hispanos. Allí, en el anfiteatro romano el año 259, dieron su vida por Cristo el obispo san Fructuoso y sus diáconos san Eulogio y san Augurio.
Casi 1700 años después, el obispo Manuel Borrás, auxiliar de la sede de Tarragona, junto con varias decenas de sacerdotes, vuelven a entregar su vida por Cristo. Por estos motivos, la Conferencia Episcopal Española ha acogido la petición del Arzobispo de Tarragona de que la beatificación del numeroso grupo de mártires de toda España, prevista casi como conclusión del Año de la fe, se celebre en esta ciudad.
Ayer por la tarde dieron comienzo los actos previos a la beatificación. El arzobispo de Tarragona, monseñor Jaume Pujol, presidió las primeras Vísperas del Domingo junto a todos los peregrinos que acudieron a Tarragona.
No se beatifica a favor o en contra de nadie
En su homilía, monseñor Pujol dejó claro desde el principio que la glorificación de los mártires “no se hace en contra de nadie ni tampoco a favor de nadie. Los mártires son del Señor, pertenecen a la victoria del Señor, no a la de los hombres”.
Más bien, explica, “son un anuncio de paz y de reconciliación. Es simplemente la Iglesia que retomando la tradición desde los primeros siglos no puede olvidar a aquellos que murieron por causa del Señor y del evangelio. Ellos escribieron el libro de la Verdad rubricado con sangre. Son los que siguieron al Señor imitándole”.
La mirada de los mártires, una mirada de perdón
Nada más lejos del espíritu cristiano y de los allí presentes que sentir “un ápice de resentimiento hacia aquellos que los persiguieron”; y por lo mismo “tampoco la satisfacción de haber cumplido con un acto de justicia histórica, a la manera del mundo”. “¿Cómo no vamos a perdonar si todos ellos murieron, a imitación del Señor, con palabras de perdón en sus labios?”, se pregunta el prelado.
“El primer fruto, diría, la primera gracia de los nuevos mártires, será la gracia del perdón y de la reconciliación... El Señor mira con compasión un bando y el otro… La última mirada de los mártires fue ésta: una mirada que perdonaba. Sea ésta también nuestra mirada”.
“El martirio es la expresión más perfecta de la fe, de la esperanza y de la caridad”, aclara el arzobispo de Tarragona para explicar que “el mártir en su entrega total a Dios ama el Señor de la forma más intensa y posible, con un corazón entero y como lo único necesario… se deja libremente despojar de todo lo que poseía en la tierra, incluso de la propia vida, participando así de la extrema pobreza de Cristo en la cruz”.
No a una Iglesia autoreferencial
Monseñor Pujol, embonando con el testimonio de los mártires, trajo ante los presentes esa constante preocupación del Papa Francisco acerca de no ser una Iglesia autorreferencial: “¡Es el Señor quien lo hace! Ni un atisbo de autoglorificación debe estar presente este domingo entre nosotros. Debemos ser Iglesia que participa en la misión y en la obediencia del Hijo” que sale de sí misma y quiere ser irradiación de la luz del Señor.
“Y sale humildemente al encuentro de una sociedad donde los hombres necesitan del Amor más grande, donde los pobres deben ser amados y la Iglesia debe ser en medio de ella un canto a la vida, puesto que el cristianismo es una afirmación de Vida... no hay ninguna existencia humana que no sea amada por Dios”.
Un testimonio de vida que nos pide el Papa y que nos lo dan los mártires que hoy proclamará la Iglesia: “Nuestros mártires no se avergonzaron ni de su bautismo, ni de su condición sacerdotal ni de su consagración religiosa ni de ser cristianos, católicos. En un momento límite no escondieren ni renegaron de su condición. Pido al Señor, a través de la intercesión de nuestros mártires, que nuestros cristianos salgan de todo anonimato, que no escondan el tesoro de la fe, sean luz en el celemín para iluminar a todos. ¡Nunca jamás una actitud vergonzante de la fe! ¡El mundo necesita estos cristianos!”
Así pues, hoy a las 12 del mediodía tendrá lugar la Beatificación y Santa Misa, en el Complejo Educativo de Tarragona.
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