1. Solidaridad

El Papa Francisco nos recuerda que en nuestra existencia estamos ligados unos a otros. No podemos olvidar, sobre todo, a las personas que más sufren en este mundo. “¿Por qué ellos y no yo?”, se pregunta el Papa, refiriéndose a que podría ser cualquiera de nosotros el que esté en esa situación.
Francisco recalca que la solidaridad, más que trabajo social, es una actitud que se aplica en todo nuestro entorno: familia, amigos, compañeros… Solo la educación en la solidaridad es lo que puede vencer la cultura del descarte. El Santo Padre advierte que la solidaridad no es un mecanismo automático. Es, más bien, una respuesta libre que nace del corazón. Se necesita memoriacoraje y creatividad.
Hay que recordar que el otro tiene una cara. Es un “tú”, alguien que hay que cuidar. Francisco recuerda la Parábola del Buen Samaritano para señalar quién es el prójimo. En la parábola, el buen samaritano no ignora al hombre herido, mientras que el sacerdote y el levita sí. Esta es la historia de la humanidad, dice el Papa. En la que hay muchos ricos y poderosos que olvidan a las personas más desgraciadas, a pueblos enteros en su propia miseria. Sin embargo, afortunadamente, también hay otros que están creando un mundo nuevo con su propio esfuerzo y bolsillo.

2. Esperanza

El Papa afirma que ningún sistema puede apagar las ganas que tenemos de abrirnos al bien, a la compasión, que nace del hombre. ¿Cómo lo hacemos si no somos grandes personajes? Cada uno de nosotros es único e irrepetible para Dios. Somos una vela encendida de esperanza que recuerda que la luz prevalece sobre las tinieblas. Esa vela puede hacer que otras velas se enciendan.
La esperanza es nuestro futuro para los cristianos, para la humanidad. La esperanza no es ser tontamente optimista, sino es tener un corazón que no se encierra en las tinieblas y que no se aferra a la tribulación del pasado, no simplemente pasa por el presente, sino que es capaz de ver el mañana.
Para Francisco, la esperanza es la puerta al futuro. Da sabor a toda la vida y puede hacer tanto porque hace falta solo una vela de luz para romper las barreras de las tinieblas.

3. Ternura

La ternura son gestos de amor concreto. Es mirar a los demás a los ojos, es usar nuestros oídos para escucharlos. Significa usar nuestras manos y corazón para consolar a los demás.
La ternura es el lenguaje de los niños, De aquellos que necesitan al prójimo. Francisco admite que le conmueve la ternura de los padres, que se abajan para poder comunicarse con sus hijos pequeños. Dios vivió la ternura, al abajarse en Jesús −Dios hecho hombre− para poder amarnos con gestos concretos.
Daniela Faour, en arguments.es.