Tres días antes del lanzamiento de Reset fallecía en Madrid Carlos García-Hoz. Tenía 45 años, mujer y una hija aún pequeña. Era director de una agencia de publicidad. Un tipo creativo, carismático, entrañable, deportista, muy querido por amigos y compañeros.
Alguien ahí Arriba consideró que ya se había reiniciado suficientes veces y que su sistema operativo estaba preparado para dar el salto a una nueva dimensión.
Oírle hablar del reencuentro con Dios que suponía para él cada Confesión, —“un gran chollo”, lo definía—, cobra un nuevo sentido al saber que unos días antes se había encontrado cara a cara con Él.
Como también, que cuando nos dio su testimonio para RESET, con esa alegría suya tan contagiosa, ya estaba gravemente enfermo.“La Confesión es un regalo que nos ha hecho Dios, el borrador de la Velleda —nos dijo—. Cuando lo hacemos mal, utilizamos el borrador y podemos volver a empezar”. Carlos García-Hoz uso ese borrador muchas veces a lo largo de su vida, para pedir perdón a Dios y a los demás. Para resetear.
Y llegó al final con el corazón lleno y su pizarra vacía, pintada, eso sí, con una gran sonrisa.
La historia de Carlos forma parte del reportaje RESET, en el que varias personas han compartido su tiempo para hablar de su vida, de heridas, de caídas y levantadas, de eso tan humano que es errar y necesitar ser perdonado, de necesitar amar y ser amado. De la alegría de encontrar la misericordia de Dios en el “sacramento de la alegría”. Encontrarás varias entradas de RESET en este blog
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