A sus 39 años de edad, el actor Mark Wahlberg cuenta con una nominación al Oscar y una difícil historia personal. Nacido en una familia humilde, su juventud fue muy agitada. Consumió y vendió drogas, trabajó como modelo y cantante de rap, y fue encarcelado por herir a un compañero en una pelea.
Estando en la cárcel, se convirtió. Encontró a Dios en medio de tanta miseria y volvió a su Fe católica. Entonces comenzó a despegar como actor: sorprendió por su brillante interpretación en Diario de un rebelde (1995) y continuó con éxitos sonados, como La tormenta perfecta (2000), El planeta de los simios (2001) y The Italian Job. Por su interpretación de Dignan en Infiltrados (2006) fue nominado al mejor actor de reparto tanto en los Globos de Oro como en los Óscars de la Academia. Poco después le vimos en El tirador (2007) y en El incidente (2008), de M. Night Shyamalan.
Para muchos está en el mejor momento de su carrera y ha revelado que este éxito «va de la mano con mi reencuentro con Dios a través de la Eucaristía». Wahlberg sostiene que por propia determinación asiste a la Misa dominical y «si es necesario interrumpo la filmación, pero no dejo de ir a Misa. Es mucho más importante que el trabajo».
Para el actor, la fe es «consuelo, sentido, todo» y por ella reconoce que se ha arrepentido de haber herido a muchas personas en su vida, «a quienes he pedido frecuentemente me perdonen». Asegura que quiere ayudar a los jóvenes «para que no recorran el camino que recorrí yo durante mi juventud», a través de su fundación The Mark Wahlberg Youth Foundation.
ALMUDÍ
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