Víctor Hugo se creía a sí mismo un hombre extraordinariamente genial. En una ocasión le visitó Leconte de Lisle. Le encontró en su jardín, completamente absorto en sus pensamientos.
-¿En que piensa usted?- le preguntó.
-En la muerte- le contestó Víctor Hugo-, y en lo que voy a decirle a Dios cuando le vea cara a cara.
- Muy sencillo – le dijo irónicamente Leconte de Lisle- Le dirá usted: “¡Querido colega!”.
J. EUGUI
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