Salvador Dalí |
Las genialidades de Dalí son tan famosas como admiradas sus pinturas. En cierta ocasión, no tuvo el artista de Cadaqués ningún inconveniente en declarar a un periodista lo que sigue:
«Desde 1929, tengo la clarísima conciencia de ser un genio. es más, el genio: representativo de mi tiempo. Esto se halla ya escrito en la morfología de mi rostro, como estaba escrito en el de mi hermano, que murió de meningitis a los siete años. Se llamaba Salvador también, porque también él hubiera salvado, como yo, al mundo: es decir, hubiera salvado lo que se puede y se debe salvar del mundo. Lo que yo no sabía, era que éste, mi genio, era, pongamos, no leonardesco o goethiano, sino rafaelesco. He atravesado períodos leonardianos y goethianos, en mi vida; pero ahora me doy cuenta de que eran mediocres aprendizajes. Todo lo que he hecho bajo ese signo representa cuanto de mejor ha sido hecho, pictóricamente, en la mitad de este siglo; pero no es nada, comparado con lo que estoy haciendo y haré en adelante».
Nunca se ha sabido si Dalí hablaba en serio o en broma, si creía o no en sus originalidades. De todos modos, no nos vendría mal meditar alguna vez el contenido de esta frase: «El mejor negocio del mundo sería comprar a los hombres por lo que valen, y venderlos por lo que creen que valen».
Cfr. I. Montanelli, Personajes
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