sábado, 31 de diciembre de 2011

SI HUBIERA SABIDO

   Dicen que San Juan Bosco tuvo que ir a París y pasó allí tres semanas, no mucho antes de morir. Pidió alojamiento en la casa parroquial de una importante iglesia de la ciudad. Lo enviaron a una buhardilla del sexto piso.

   Como quiera que, poco tiempo después, se abrió el proceso de canonización, empezaron a llamar como testigos a las personas que le habían conocido. Y así compareció también el sacerdote de París que lo había mandado a la buhardilla. Sus palabras fueron dolorosas: «Si hubiera sabido que se trataba de un santo, no lo habría enviado al sexto piso».

   La gente santa no suele llamar mucho la atención. Por lo general se trata de personas sencillas que pasan inadvertidas.

Cfr. J. Urteaga, Cartas a los hombres

1 comentario:

  1. Por eso debemos tratar a nuestro prójimo como santos, porque a ello nos ha llamado el Señor a todos los hombres, el que nos desviemos es cuenta nuestra, no de Dios!

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