San Josemaría |
La cruz signa la vida de San Josemaría. Parafraseando el ¿Ningún día sin carta? (nulla dies sine littera) de Cicerón, construye su lema cotidiano: nulla dies sine cruce. Un slogan que no es un deseo masoquista sino una prueba, tan infalible como que donde hay fuego hay calor. Pero un slogan alegrado -no rebajado, ni abaratado- anteponiéndole dos palabras -in laetitia-, que denotan un talante, un garbo, una amable música de fondo en el vivir. Así, su lema vital será "con alegría, ningún día sin cruz". Esa síntesis no la mejoraría Cicerón, porque es la trama del vivir en cristiano.
Y como es un test contrastado a golpes de cruz, cuando transcurre una jornada sin crestas de adversidades, el Padre se extraña, va junto al sagrario y pregunta:
· ¿Qué te pasa conmigo, Señor? ?Es que ya no me quieres?
No es que le guste el dolor. Pero está bien persuadido de que la cruz es el sello regio de las obras de Dios. "Para mí, un día sin cruz es como un día sin Dios." Y no quiere que ni una sola de sus jornadas deje de tener ese "punzón", ese contraste de garantía.
Pilar Urbano, El hombre de Villa Tevere
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