sábado, 13 de febrero de 2010
AQUELLO NO ERA JUSTO: DIOS NO PODÍA QUERERLO
Hace unos años, mi hermano de 28 años sufrió repentinamente una grave enfermedad. Estuvo en coma más de un mes. Durante aquel largo tiempo pensaba muchas veces que aquello no era justo, que Dios no podía quererlo. Me rebelaba
Hasta entonces me preocupaba de los amigos, del trabajo, la familia… pero todo aquello no me llenaba, me faltaba algo. Me consideraba católica practicante pero a mi manera.
En el hospital empecé a rezar a la Virgen. No me acordaba de cómo se rezaba el Rosario, por lo que me limitaba a decir “primer misterio, rezaba un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria, segundo misterio…y lo mismo”. Un día me encontré, sin pretenderlo, en el interior de una iglesia, delante de un confesonario. Comencé a hablar con un sacerdote. Salí transformada. A partir de ese momento mi vida dio un giro de 180 grados.
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