viernes, 12 de febrero de 2010

DIOS QUIERE CURAR A LA HUMANIDAD

El que permance por mucho tiempo junto a las personas que sufren conoce la angustia y las lágrimas, pero también el milagro de la alegría, fruto del amor", recordó ayer Benedicto XVI al celebrar la santa misa por los enfermos en la Basílica de San Pedro, durante la memoria litúrgica de la Santísima Virgen María de Lourdes, en la XVIII Jornada Mundial del Enfermo.Durante la homilía, el Papa recordó la especial preocupación que Cristo tenía por el sufrimiento, reafirmando las acciones esenciales que la Iglesia no puede desatender: la evangelización y el cuidado de los enfermos en el cuerpo y el espíritu.

4 comentarios:

  1. El sentido cristiano del dolor, más o menos adquirido, más o menos aprendido pero tan dificil resulta ser vivido y vivido con "normalidad".

    Por unos motivos o por otros toca estar cerca y también cerca de la Iglesia. Pero esta conjunción no dejo de verla a distancia.

    Un saludo

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  2. Claro, sólo Jesucristo tiene la respuesta al porqué del dolor y su sentido. Es lógico que a una sociedad descristianizada y hedonista le resulte más difícil comprenderlo. Como Juan Pablo II decía la respuesta de Dios a dolor es máxima: carga sobre sus hombros con todo el dolor de todos los hombres, de todos los tiempos y le da un sentido nuevo. Lo que más duele del dolor es no conocer su sentido. Es una tarea que nos compete a todos los cristianos: enseñar a los demás la ciencia de la Cruz. Gracias por sus palabras

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  3. Gracias a usted por su entrada. Me refiero a todas aquellas personas que nos acercamos a este misterio y no sabemos qué hacer. Personas más o menos religiosas, quizás no de habito o con un compromiso preciso, pero personas que toman su vida entre las manos, a las que sobrepasa estas circunstancias de adversidad.
    Me empeño y quiero creer que tal cosa no tiene la última palabra.
    Un saludo

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  4. C.S. Lewis dice que el dolor es el altavoz a través del cual Dios habla. Sólo Dios entiende en profundidad el sentido del dolor de cada persona. Nuestra misión, en lo que podamos, es ayudarles a escuchar esa voz y compartir, con toda la misericordia de que seamos capaces, el dolor de los demás. Gracias

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