jueves, 18 de febrero de 2010

“El amor exclusivo, recíproco, fiel… ¡eso sí que es una gozada!”


Le quedan tres años para cumplir los 40 y está preparada para todas las crisis matrimoniales que le puedan llegar. Mientras tanto, se agarra con fuerza a su marido, a sus dos hijos y al proyecto de vida que tienen en común. Susana Moreu (en la fotografía) arquitecto técnico y orientadora familiar, desea que su libro (…Y fueron felices) circule por institutos, se lo empapen los jóvenes ávidos de escuchar otras noticias acerca del amor y la sexualidad, y sobre todo, se siga mencionando en bodas civiles. Paradojas de la vida.

-¿Cómo vendería a los jóvenes que el matrimonio es un proyecto de felicidad?

-En todas las relaciones humanas se busca el para siempre. Deseamos una amistad que dure para siempre. Deseamos que la persona que queremos nos ame sin fecha de caducidad. El matrimonio es la relación estrella y para que dure toda la vida, implica una donación total, definitiva y excluyente. ¿Qué mayor libertad que te quieran de esta manera?

-Pero los jóvenes están en otra onda.

-Amar es amar en cuerpo y alma, con el corazón. Si nuestra vida se basa en relaciones esporádicas, inestables, epidérmicas, el amor se empequeñece. Y cuando uno llega a una edad y aspira a una relación duradera, no puede mantenerla. Está resentido, ha recibido poco porque se ha dado mal, no se ha comprometido y desconfía del otro.

-Si tanto lo deseamos, amar y ser amados, ¿por qué es tan difícil mantenerlo?


-Es que no lo deseamos de verdad. Un deseo de estas dimensiones se construye día a día. Si no luchamos por mantener ese amor, se quedará en un mal sueño. Si
de verdad nos importa la felicidad, hay que luchar por hacer crecer el amor.

ALBA
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