martes, 23 de febrero de 2010
BUSCANDO LA FELICIDAD
Estábamos en el banco.
Muchos hacían cola, mientras que yo entretenía a la subdirectora con preguntas imprescindibles. Una pregunta en el aire: - (Hablando del cajero de toda la vida, era miércoles)
¿Dónde está Rubén?
Silencio embarazoso. Después de unos segundos:
- Falleció el sábado.
- ¿Qué me cuentas? - pregunta un señor de cerca de sesenta.
- De un ataque al corazón...
Sorpresa, estupor...
- ¿Cuántos años tiene? - pregunta el mismo casi sin encajar la noticia
- Cincuenta y seis...
Mayor sorpresa y caras de dolor...
Y durante unos minutos todos se olvidaron del asunto que les había llevado al banco para comentar detalles del carácter y personalidad del finado. Yo me preguntaba para qué quería saber la edad ese señor... no es tan importante... Seguramente sería para poner sus barbas a remojar...
Luego comenzaron los consejos para ser feliz:
- Hay que cuidarse, descansar, comer bien... dormir...
EL secreto de la felicidad... que no acabamos de conocer...
Os dejo con una reflexión sobre este tema llamada Dichosos...
Dichosos los que saben reírse de sí mismos, porque no terminarán nunca de divertirse.
Dichosos los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes.
Dichosos los que saben detenerse para descansar y dormir sin buscarse excusas: llegarán a ser sabios.
Dichosos los que saben escuchar y callar: aprenderán cosas nuevas.
Dichosos los que son suficientemente inteligentes como para no creerse sabios: serán apreciados por los demas.
Dichosos los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables: serán fuente de alegría.
Dichosos vosotros cuando sepáis mirar seriamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las cosas importantes: llegaréis lejos en esta vida.
Dichosos vosotros cuando sepáis apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: vuestro camino estará lleno de bendición.
Dichosos vosotros cuando sepáis interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aún contra las apariencias: seréis tomados por ingenuos, pero es el precio justo de la caridad.
Dichosos los que pensáis antes de actuar, y oráis antes de pensar: evitaréis muchas tonterías.
Dichosos todos nosotros cuando sepamos reconocer y amar al Señor Jesús en la cruz,en la Eucaristia,en todo y todos: habremos logrado la verdadera gracia y sabiduría.
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