domingo, 23 de octubre de 2011

A LA BÚSQUEDA DE PERLAS

Canadian Pacific
   En el ferrocarril de Canadá, en la línea del «Canadian Pacific», dos pasajeros coinciden. Su aspecto no puede ser más diverso. Uno es un hombre de rostro curtido y rasgos duros. Lleva en el cinturón revólver y cuchillo. El otro es un sacerdote. El primero afirma dirigirse a Klondyke, a buscar oro: dicen que allá abunda. Cuenta al sacerdote las dificultades del oficio. Hay que cavar mucho, y sólo se puede trabajar tres meses al año. La vida cuesta, hay ladrones. Una existencia dura, pero no importa; se trata de oro.

-Y usted, ¿dónde va?

-¿Yo ... ? Voy a buscar perlas -contesta sonriente. Y prosigue, al comprobar la sorpresa del compañero-: Voy a tierra de esquimales como misionero para hablar de Jesucristo. Cada alma es una perla preciosa de gran valor, cada alma es inmortal. Me interesa la salvación de las almas. Eso es lo que voy a buscar.

       Cfr. T. Tóth, Venga a nos el tu reino

1 comentario:

  1. Recemos por todos los misioneros, por su labor y por que haya más vocaciones.
    Un saludo

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