Cuando Manning era famoso predicador en la corte de Inglaterra, se le acercó un día una mujer para manifestarle su extrañeza de no haberle oído nunca predicar sobre el Espíritu Santo y rogarle que dedicara al menos un sermón a este tema.
Manning buscó por los tratados de teología de la Iglesia anglicana, pero no encontró enseñanzas muy satisfactorias sobre la tercera Persona de la Trinidad Beatísima. Entonces tuvo la curiosidad de acudir a las obras católicas, y en ellas halló tratada a fondo la doctrina referente a aquel asunto. Siguió leyendo libros, y llegó así a reconocer que la Iglesia Católica era la única verdadera. El año 1851 se hizo católico. Luego fue sacerdote, y más tarde arzobispo de Westminster y cardenal. Murió en 1892.
No cabe duda de que Dios se sirvió de una sencilla mujer como instrumento para que alcanzara la fe aquel hombre. Es normal que el Señor utilice medios ordinarios con vistas a lograr la conversión de quien se encuentra alejado.
Cfr. F. Spirago, Catecismo en ejemplos
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